Luis García no tiene piedad. Meter goles es su trabajo y se le da muy bien. Es lo que mejor sabe hacer sobre el césped, sobre todo si enfrente tiene a su querido Real Mallorca. Ayer marcó dos tantos, y la campaña anterior otros dos, pero forma parte de los mejores recuerdos de la afición bermellona.

Fue uno de los protagonistas positivos de aquel equipo que se salvó en la temporada 2004/05 en la llamada temporada del milagro. Uno de los culpables de que aquella casi irremontable desventaja de once puntos que le llevaba el Levante, fuera historia. Marcó once goles, los mismos que una temporada anterior había marcado en el descendido Murcia, pero su buen nombre en el fútbol español ya estaba ganado a pulso tras salir de la cantera del Real Madrid.

Héctor Cúper era el jefe del banquillo, el mismo que le utilizó en una buena parte de partidos, el mismo que en el verano del curso siguiente le dejó marchar por tres millones de euros. Una cifra que ahora parece escasa para la enorme evolución que ha sufrido el asturiano. En el Espanyol se ha hecho mayor de verdad. La internacionalidad absoluta ha sido su mayor premio, pero si sigue marcando como ayer seguirá siendo uno de los grandes rivales del bermellón Güiza y de su propio compañero Tamudo para formar parte de la selección española que jugará este verano la Eurocopa de Austria y Suiza.

Es su sueño. Y no está tan lejos de poder cumplirlo si mantiene este nivel. El Espanyol no cuajó su mejor partido ante el Mallorca. Pero Luis García no paraba de correr. Sin hacer nada del otro mundo, mantuvo a Ramis y Nunes fijos en su posición. No le podían dar ni un metro. Lo sabían. Pero el punta fue objeto de penalti, según el colegiado Paradas Romero, por culpa de una falta de Héctor. Él mismo fue el encargado de igualar el partido. Pero el destino le tenía reservado un papel incluso mejor. Era el minuto 88, el empate parecía una realidad, pero García se aprovechó de un gran pase de Ángel y batió a su amigo Moyà. (2-1). Ver para creer.

Precedentes

Dos goles y una nueva derrota del Mallorca en Montjuïc. Pero en el curso anterior, el ariete ya marcó dos tantos en un partido que acabó tres a uno. Fue el 18 de febrero de 2007. Pero da igual la fecha. Cuando el escudo del Mallorca está enfrente, Luis está más motivado que nunca. Los números lo demuestran.