Es increíble que el Mallorca perdiera el partido de ayer. Es increíble que tras una primera parte brillante y tras un festival de oportunidades, el Espanyol, que fue de menos a más, se quedara con tres puntos que se debían haber teñido de rojo (2-1). Ya no está invicto en la segunda vuelta, no ha podido sumar su décimo partido sin perder y se pone a dos puntos del descenso. Pero da igual. Con esta actitud y este estilo, no habrá problema para certificar la permanencia, aunque habrá que seguir con el acelerador apretado para no llevarse sorpresas de última hora. Dos tantos de Luís García, el segundo en el minuto 88, bastaron para materializar la inmerecida victoria local e inutilizar el precioso gol de Güiza.

El Mallorca empezó jugando como si el partido de la pasada jornada ante el Recreativo no hubiera terminado. Muy ordenado, con las líneas juntas y sabiendo lo que tenía que hacer. El Espanyol, muy plano, era incapaz de desarbolar la férrea defensa liderada por el comandante Ramis. Sólo un disparo del manacorí Riera inquietó la meta de un seguro Moyà.

Pero los isleños estaban cómodos. Basinas se bastaba, con la ayuda de Varela, para sujetar el centro del campo, e Ibagaza, Arango y compañía estaban al acecho para dar más de un susto a la espalda de la zaga catalana. Ningún pase era arbitrario. Todos tenían su sentido y ahí se empezó a fraguar el tanto visitante. Ramis inició una jugada desde su posición con un sensacional pase de más de cuarenta metros. El de sa Pobla recordó sin exagerar a los que hacía el hoy técnico del Valencia Ronald Koeman en el Barcelona del ´Dream Team´. El balón fue medido con una precisión sólo al alcance de los mejores cirujanos a la cabeza de Arango, que con un simple toque de cabeza dejó a Güiza solo, completamente solo. La espalda de Jarque y Torrejón estaba más que partida. El de Jerez, con su más que contrastada efectividad, hizo lo que mejor sabe hacer y batió a un desesperado Lafuente.

Pero el espectáculo no quedó ahí. Porque el ´pichichi´ nacional, con quince goles, cumplió con su promesa y dejó por un día su arco con flechas. Bailó el ´maiquelyason´. Era una referencia a la popular canción de Rodolfo Chikilicuatre, el ´chiki, chiki´, elegida para representar a España en el próximo festival de Eurovisión. El personaje del programa de ´Buenafuente´ está tan de moda como el delantero, que ya se ha olvidado de su extrañísima pájara que le dejó sin pólvora cinco jornadas seguidas. Ahora vuelve a ser el de siempre, el que tiene muchas papeletas para meterse en la convocatoria definitiva para la Eurocopa de este verano si Luis Aragonés no dice lo contrario.

Sólo era el minuto 12, pero el Mallorca siguió a lo suyo, sin dudar y con ganas de seguir haciendo daño. Incluso Héctor, habitualmente negado en acciones ofensivas, estuvo a punto de ampliar la ventaja con un buen testarazo que Lafuente se vio obligado a despejar.

Los ´pericos´ no tenían más remedio que espabilarse. Esto no podía seguir así para sus intereses, sobre todo si aspiran a meterse en Europa. Los bermellones cedieron terreno fruto del empuje de los de Valverde, pero tampoco pusieron en excesivos aprietos a los de Manzano. Ni mucho menos. En la reanudación pasó casi de todo. Para empezar, Varela se quedó con la miel en los labios al ver como su tiro desde dentro del área rebotaba en un defensa cuando iba en dirección a la portería. Precisamente el andaluz, tres minutos después, hizo un penalti a Riera que se comió Paradas Romero. Güiza, en su última acción del partido porque fue sustituido por lesión, envió fuera un balón que tenía toda la pinta de colarse en la portería. El colegiado, no obstante, sí señaló la pena máxima por una falta de Héctor a Luis García. Y el asturiano no perdonó desde los once metros.

Vuelta a empezar. Moyà y Lafuente, que sustituía a un sancionado Kameni, adquirieron su protagonismo. Valdo, por un bando, y Varela y Jonás, por el otro, se estrellaron contra los metas en su intento de adelantar a los suyos. El partido se tornó en una lucha de igual a igual. De poder a poder. Ramis sacó desde la misma línea un balón que había chutado Jonathan que se metía. Pero, Jonás, poco después no pudo marcar desde el área pequeña, al ver cómo su disparo chocaba con la pierna de un defensa. El ´Galgo´ estuvo horroroso. No se parece ni a su sombra y se quedó muy lejos de aprovechar la oportunidad que le dio Manzano con su retorno a la titularidad. Fue sustituido por Tuni. El encuentro estaba roto por los cuatro costados. No había tiempo para el descanso. Y tras una clamorosa falta sobre Arango, que medio equipo y todo el banquillo se quedó protestando indignado, Ángel sirvió una gran centro a Luis García que sólo tuvo que poner la cabeza para dar el triunfo a los blanquiazules. Paradas Romero expulsó por protestar a Ballesteros, que sin jugar ya sabe lo que es ver una roja. Pero es el precio de la impotencia. El de ver que un partido que estaba en tus manos se ha escapado. Este Mallorca sí da gusto ver, aunque a veces el fútbol juegue una mala pasada. Como ayer.