Análisis
Gran Hotel Sacro de Lluc, el spa estará en la Basílica
El ‘top manta’ hotelero culmina en la montaña sagrada, para qué necesitan los permisos si tienen todas las bendiciones
El Gran Hotel Sacro de Lluc culmina la consagración religiosa de Mallorca al turismo, con la imprescindible pero gozosa inmolación de los aborígenes. Ninguna autoridad laica tiene derecho a inspeccionar las instalaciones bajo patrocinio divino. Para qué necesitan los permisos, si tienen todas las bendiciones.
Sin embargo, la acelerada conversión en resort de un complejo dedicado a un culto obsoleto ha cursado con algunas carencias, es insuficiente secuestrarle la piscina a los blavets. Un Gran Hotel Sacro no puede funcionar sin una sauna en condiciones, donde los clientes paganos intercambien sudores tras haberse ejercitado en el gimnasio. Y en efecto, es una vergüenza que se desaproveche la arquitectura resonante de la Basílica, que debe alojar de inmediato el nuevo spa. Allí se masajeará a los clientes cada vez más alemanes, y se impartirán cursos de yoga tántrico. La espaciosa nave permitirá acoger el restaurante Son Moreneta con estrella Michelin, y trasladar a la montaña aquella discoteca que el obispado ya ensayó en las terrazas de la Catedral de Palma, el Vati Pachá.
El top manta hotelero se ha enriquecido en un mes con el establecimiento ilegal del director general de Transparencia, un complejo de Porto Cristo reformado por extranjeros irregulares sin contrato y el Gran Hotel Sacro de Lluc, que ni siquiera había iniciado la tramitación. El sector se autorregula, como les gusta predicar a PP y PSOE.
La mejor prueba de que Dios desgraciadamente no existe se encuentra ahora mismo en Lluc. Según los Evangelios, la hipotética divinidad hubiera llegado al santuario para expulsar a latigazos a los mercaderes, aunque quizás se ha quedado atrapada en un atasco. Con todo, la virginidad de Mallorca no puede fiarse exclusivamente a los primeros inspectores de Turismo que se toman en serio su trabajo.
Fue duro combatir la urbanización de es Guix por su proximidad al centro neurálgico de Mallorca. La profanación del peregrinaje de pago llega ahora del obispado, que puede utilizar los viales para acomodar la oferta complementaria de su nueva vocación. Puestos a comercializar el santuario, hubiera sido preferible dedicarlo a la única religión verdadera, DisneyLluc.
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