Opinión | Limón & vinagre

Irene Urdangarin, la nueva inquilina

Juan e Irene Urdangarin Borbón

Juan e Irene Urdangarin Borbón / EP

El Palacio de la Zarzuela tiene nueva inquilina: Irene de Todos los Santos Urdangarin y Borbón (Barcelona, 19 años), hija de Iñaki Urdangariny Cristina de Borbón. A ella se le ha unido también su hermano Miguel. Ambos vivirán con su abuela, la reina Sofía, y con la hermana de esta, Irene de Grecia. Quienes habitualmente manejan buena información de todo cuanto atañe a la realeza o su entorno aseguran que la mudanza será temporal y que volverá a hacer el equipaje en septiembre, cuando finalice su año sabático y emprenda estudios universitarios, posiblemente fuera de España.

Esto es, al menos, lo que aseguran los periodistas que conocen bien lo que se cuece en los mentideros de la Villa y Corte, o más bien de la Corte, porque el simple hecho de la temporalidad veraniega de la residencia de Irene Urdangarin en Zarzuela -si, como se apunta, se concreta que solo estará tres meses- se considera un triunfo de su madre, la infanta Cristina, alertada hace diez meses por la decisión de su hija de no continuar los estudios y por el descubrimiento de la vida nocturna madrileña de mano de su prima, Victoria Federica, ahora influencer. Ya saben, Madrid es libertad y las bambalinas de su noche, un ecosistema muy tentador para jóvenes aristócratas con la vida resuelta.

A la vista de las señales, los padres de Irene vieron con buenos ojos enviarla un año a Camboya para colaborar como voluntaria en la oenegé Sauce, que dirige un jesuita español amigo de la familia y opera en el país asiático para defender los derechos humanos, promover la inclusión y tratar de mejorar la calidad de vida de los más vulnerables. Su madre y su hermano Juan también vivieron la experiencia de trabajar en el país como cooperantes. Allí Irene vivía en un barrio católico de nombre Battambang y compartía casa en un centro de la oenegé. Su labor consistía, entre otros trabajos, en ayudar en la formación y educación de niños discapacitados. En menos de cinco meses ya estaba de regreso a España.

¿Y qué planes tiene la nieta del emérito y sobrina del rey de España? Aparte de sacarse el carné de conducir, lo demás no está muy claro. Su intención inicial, la que se filtró cuando con más frecuencia aparecía (o parecía que aparecía con frecuencia) en las noches de Madrid y Barcelona junto a su prima influencer, pasaba por matricularse en la muy reputada escuela de hostelería de Lausana (Suiza), en el mismo país donde Cristina de Borbón tiene fijada su residencia a medias con Barcelona. Pero eso ya es viejo. Las últimas informaciones aseguran que Irene Urdangarin tiene la pretensión de instalarse en Londres después del verano y estudiar organización de eventos.

¿Por qué, entonces, ha adelantado su regreso a Madrid y abandonado su trabajo en Camboya? Pues dado que no se trata de un miembro de la Familia Real, tampoco hay información oficial. Por esta misma razón, no han tardado en aflorar en las redes sociales las críticas a su decisión de acoplarse en el Palacio de la Zarzuela con cargo al erario público. Tras la incorporación de Irene y Miguel Urdangarin como inquilinos se ha llegado a calificar a la residencia de los reyes como una especie de Airbnb del Estado. La joven siempre podrá decir que se ha ido a casa de su abuela.

Juan Urquijo

Los cronistas más amables con la realeza española sostienen que en el hecho de trasladarse de una de las zonas más pobres de Asia a vivir en un palacio ha influido el noviazgo con Juan Urquijo, un ingeniero agrónomo cuñado del alcalde de Madrid, hermano de Teresa Urquijo y nieto de Teresa de Borbón, prima del rey Juan Carlos. Mucha influencia parece, si la consecuencia de esa relación es que la hija de una infanta haya dejado su labor como cooperante en un país donde la mayor parte de la población vive con dos dólares al día.

Y, sin embargo, en los mentideros de la Villa y Corte se asegura que el novio de Irene Urdangarin puede convertirse en el mejor consejero de esta y en el mayor aliado de Cristina de Borbón a la hora de convencer a la joven de que inicie una carrera universitaria y no imite a Victoria Federica en sus deseos de convertirse en la segunda influencer de la familia, como trascendió hace unos meses. Bien pensado, con Juan Carlos I obligado a marcharse a Abu Dabi, el escándalo del caso Nóos y la consiguiente condena a prisión para Iñaki Urdangarin, lo menos grave sería que la sobrina del rey viviera de la promoción de marcas comerciales. Hasta lo de retirar de la circulación a Froilán y mandarlo con su abuelo ha dejado de sorprendernos.

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