El colapso del teatro Defensora de Sóller se debió a una negligencia de los arquitectos

Un informe pericial encargado por el Ayuntamiento constata una cadena de errores que desembocaron en el derrumbe de la estructura. La caída de una pared de carga fue el detonante del suceso

Imagen aérea del teatro Defensora de Sóller después del derrumbe de parte de su estructura.

Imagen aérea del teatro Defensora de Sóller después del derrumbe de parte de su estructura. / DM

Redacción

El informe pericial encargado por el Ayuntamiento de Sóller para determinar las causas del derrumbe del teatro Defensora concluye que los arquitectos que asumieron la rehabilitación integral del edificio incurrieron en negligencia que provocó la caída del edificio. El perito ha observado fallos en las mediciones, no se tuvieron en cuenta los antecedentes del edificio o el peso de la cubierta y el proyecto no previó medidas para reforzar la estructura. Es más, el estudio da a entender que de haberse concluido la reforma el teatro estaría condenado a caerse teniendo en cuenta que las cerchas de la cubierta estaban al límite de su capacidad pese a que el proyecto contemplaba cargarle más peso con una estructura de hierro y madera.

Estas son, en resumen, las conclusiones que aporta un exhaustivo informe de 38 páginas que determina que el derrumbe del edificio se produjo por la caída de la pared de carga que linda con el número 11 de la calle de Reial. Pero para llegar a esa conclusión analiza todo el historial del Defensora. Destaca como causa de la caída el anormal grosor de la pared maestra teniendo en cuenta sus diez metros de altura, unas pilastras de refuerzo que no cumplían su función y el sobrepeso que supuso la renovación del tejado. También constata que las cerchas de la cubierta estaban al límite de su capacidad. Todo este conjunto de situaciones hizo que la pared acabara por ceder y se llevara el tejado del edificio. Del mismo modo, el informe evidencia errores importantes en el proyecto de rehabilitación que, por ejemplo, aseguraba que la pared de carga tenía un grosor de 50 centímetros cuando en realidad era de 35 centímetros.

Ante todas estas evidencias, el informe pericial concluye que «la valoración incorrecta del estado del edificio supuso que el proyecto no adoptara las medidas necesarias de refuerzo del muro medianero siniestrado. Si se hubiera realizado correctamente el análisis del edificio antes del inicio de las obras se habrían detectado los problemas que presenta, se habrían contemplado las medidas de refuerzo necesarias y se habría evitado el derrumbe de la cubierta. Por eso, consideramos que CUarquitectos [adjudicataria del proyecto de rehabilitación] incurrió en una grave negligencia en la redacción del proyecto que desembocó en el colapso del muro medianero y de la cubierta durante las obras de rehabilitación y reforma del teatro Defensora Sollerense».

El informe suscrito por el técnico Santiago Fiol pone de manifiesto que el comienzo del cúmulo de despropósitos que acabó con el derrumbe del edificio parte de la reforma que se efectuó en 1896. En ese momento se duplicó la altura de la pared que cedió que tan sólo fue reforzada con unas pilastras que no se construyeron correctamente ya que no formaban un solo cuerpo con el muro y no cumplían con su cometido.

Otra perspectiva del suceso.

Otra perspectiva del suceso. / D. M.

No se analizó el estado del edificio

El informe pericial ha servido para corroborar las sospechas que se dieron justo después del colapso del Defensora: la causa del derrumbe fue por el colapso del muro de carga que confronta con el número 11 de la calle Reial. Para llegar a esta conclusión, el perito ha realizado un exhaustivo estudio de la cubierta, de la pared sospechosa y del proyecto ‘Candilejas’ que se encontraba en su segunda fase de ejecución.

El perito señala en su informe que al tratarse de una reforma «integral» del edificio, era obligación de los arquitectos analizar el estado de todo el edificio y valorar la resistencia de la estructura, entre ellas la cubierta y las paredes. De haberse hecho, señala, los técnicos del gabinete CUarquitectos hubieran llegado a la conclusión de que tanto el techo como las paredes necesitaban un refuerzo extra para garantizar la estabilidad del edificio. Algo que, según el informe, no se hizo. Por ello considera que se trata de una grave negligencia de los técnicos que firmaron el proyecto, que también incurrieron en errores de mediciones.

El perito apunta como el origen del derrumbe el cúmulo de circunstancias sobrevenidas a partir del año 1896. ¿Y por qué esta fecha? Porque ese año el teatro se amplió y se duplicó la altura de la pared maestra que se derrumbó (anormalmente delgada de tan solo 35 centímetros de grosor) que fue reforzada deficientemente con unas pilastras que no llegaron a cumplir la función por las que se construyeron: reforzar el muro de carga que finalmente cedió.

El análisis ha servido para determinar que las cerchas de acero (las estructuras en forma triangular que sostenían el envigado del techo) estaba al 98% de su capacidad de resistencia. Según determina el informe, durante la reforma de la cubierta ejecutada en 1998 se incrementó el peso del tejado en un 35%, lo que dejó las cerchas prácticamente al máximo de su capacidad.

Lo que llama la atención al perito es que el proyecto de reforma en ejecución denominado “Candilejas” contemplaba, por si fuera poco, una actuación en el techo: la construcción de una estructura de acero y madera a modo de cielo-raso que aparte de embellecer también debía actuar de cortafuegos. Se da la circunstancia de que toda esta complicada estructura debía quedar sujetada al techo del edificio, algo que hubiera sobrepasado la capacidad máxima de resistencia de las cerchas.

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