Lletra menuda

‘Xylella’ en Mallorca: difícil decrecimiento del contagio vegetal

Árbol atacado por la 'Xylella fastidiosa'

Árbol atacado por la 'Xylella fastidiosa' / Europa Press

Llorenç Riera

Llorenç Riera

Mallorca está necesitada hoy de distintos tipos de decrecimiento y en distintos niveles, en pos de un equilibrio imprescindible para su estabilidad humana y medioambiental. Con todas las miradas y esfuerzos concentradas sobre la sobreexplotación turística se han podido desarrollar a sus anchas otros crecimientos más silenciosos pero también devastadores. Fora Vila calla y sufre su abandono, una situación propicia para que las plagas de origen extranjero hayan adquirido residencia creciente en Mallorca. Algunas de ellas ya se dan por inextinguibles o han masacrado varias especies de arbolado y, por tanto, en el mejor de los supuestos, solo podrán ser controladas.

Los almendros en flor están en evidente retroceso en el paisaje invernal de la isla y, lo que es peor, la producción de almendra se ha quedado en poco menos que testimonial. Su enemigo vencedor, que se han visto forzados a conocer los agricultores y que suena de lejos al resto de la población, se llama ‘xylella fastidiosa’. Una de sus variedades, la Pauca, ha causado estragos entre los olivares de Italia. En enero se detectó un foco de esta mutación en acebuches, junto al cementerio de Sencelles. Su eliminación y control parece más azaroso de lo esperado porque ahora se han debido erradicar nuevas plantas. Se conocen siete focos de contagio en un radio de tres kilómetros. Nada asegura que no haya nuevos intromisiones de xylella Pauca en cualquiera de las múltiples cuarteradas abandonadas en toda la isla y en la que crecen los ullastres. Seguir erradicando por necesidad acebuches y almendros en Mallorca es darle una bofetada limpia sobre su medio natural y su identidad. En la isla se han plantado numerosos olivares jóvenes en los últimos años. La Pauca es su adversario dominante. El riesgo es alto y creciente.

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