Opinión | Tribuna

Trump el felon

El expresidente de EEUU Donald Trump

El expresidente de EEUU Donald Trump / EP

Trump ha engrosado la lista de lo que la justicia norteamericana denomina «felon», que aquí equivale a un delito grave o delito mayor. Es la calificación jurídica americana más grave y la que se impone a un asesino, violador, traficante de drogas o pornógrafo infantil, entre otros. La condena se fundamenta en once facturas, doce comprobantes de pago de naturaleza contable y mercantil y once cheques con los que Trump y su fideicomiso pagaron 420.000 USD para tapar su encuentro con una actriz porno, para, de esta forma, evitar el impacto en votos que le hubiese supuesto en las elecciones de 2016. 

El dinero fue transferido para pagar diferentes partidas vinculadas al delito, y de entre ellas, 130.000 euros a Stormi (tormenta) Daniels. Una ingeniería financiera chabacana, pues se abonaron por el asesor financiero de Trump en once pagos de 35.000 dólares mensuales contra facturas del abogado de Trump, Cohen, «por servicios prestados». Por tanto, se le condena, de acuerdo con la calificación de los fiscales, por falsificar los pagos simulados como honorarios legales del abogado Cohen, alterando la contabilidad de su empresa de bienes raíces y por interferencia en las elecciones de 2016, en menor medida.

La anterior condena se suma a la que le impusieron por abusos sexuales, agresión y difamación a la escritora E. Jean Caroll, a la que pagó noventa millones de dólares más una fianza de 400 millones de dólares por el mismo delito tras la acusación de la Fiscal General de Nueva York.

Valga apuntar que estas dos condenas son las menos importantes de las que le aguardan. Le queda ser juzgado por instigar el asalto al capitolio, por llevarse documentos clasificados como secretos y por falsear su contabilidad hinchando el valor de sus bienes de forma muy grosera, para poder acceder a préstamos. Estos tres delitos sí tienen muy mal pronóstico para los intereses del expresidente. No obstante, por ser dos de ellos delitos federales podrá auto indultarse si es elegido presidente.

La sentencia que se impondrá el 11 de julio por la reciente condena, podrá ser posteriormente recurrida ante el Tribunal Supremo, donde existe una amplia mayoría de jueces republicanos, que anularán la sentencia de la Corte de Nueva York. No obstante, la vergüenza de ser el primer presidente de la historia de Estados Unidos condenado en primera instancia por cargos penales, no se la quita nadie. Su cara tras serle comunicada la sentencia, su lenguaje corporal con los hombros vencidos hacia adelante, su andar de procesión y el tono de su voz mostraban a un candidato a la presidencia de los Estados Unidos momentáneamente derrumbado.

Cuando uno se cree el rey del mundo, que «puede coger a las mujeres por el coño», «disparar a alguien en la Primera Avenida y que no me pase nada» y resto de barbaridades con las que se manifiesta, el hecho de sentarse tantas horas en un juzgado donde se le ordenaba continuamente guardar silencio y donde se llegó a dormir en tres ocasiones, y ser condenado, además, por un inmigrante: el juez es de origen colombiano, y acusado por un fiscal negro, debe haber sido un golpe del que tardará en recuperarse unos días. Sólo le faltaba que el fiscal fuera maricón, para morirse del infarto. Entiéndanse las groserías y desprecio de género que manifiesto en este párrafo, desde la mentalidad de Trump. No desde la mía. Pues nos separan océanos de distancia, inteligencia emocional, espíritu democrático, y, también, por qué no decirlo, una tonelada sobre gusto femenino.

No obstante, este individuo de talla moral incalificable y con una trayectoria profesional y humana que causan vergüenza ajena, tiene una intención de voto superior a setenta y cinco millones de votos de los 150 millones de americanos que se espera que voten. Me cuesta racionalizarlo.

 Porque incluso sabiendo que Biden muestra graves signos de deterioro cognitivo, que ha sido incapaz de dar el apoyo que Ucrania necesitaba para expulsar a Putin, que no ha querido pararle los pies a Netanyahu, por lo que es cómplice de la masacre de Gaza, y que está sumiendo a la economía norteamericana en un pozo infinito de deuda pública, los resultados de empleo, crecimiento económico e inflación son muy buenos. Por tanto, sólo podemos concluir con que la previsible victoria de Trump se desarrolla en un marco exclusivamente emocional. Su populismo apelando a cerrar el Departamento de Justicia y el FBI, acabar con la cultura woke, expulsar a los inmigrantes sin papeles y meter a Biden en la cárcel, son argumentos suficientes para ganar las elecciones. Por tanto no se extrañen del próximo avance muy importante de la ultra derecha en las elecciones europeas del 9 de junio.