Patrimonio

Los propietarios de la histórica finca costera de s’Estalella, en Llucmajor, la vallan ante la «masificación»

Los dueños de la histórica propiedad costera de Llucmajor comunican que la decisión se ha consensuado con las administraciones y que era necesaria para evitar el deterioro de este paraje natural protegido

Restos de basura en s'Estalella

Restos de basura en s'Estalella

Iñaki Moure

Iñaki Moure

La familia propietaria de la finca de s’Estalella (Llucmajor) ha comunicado el cierre mediante un vallado de esta histórica propiedad costera que tiene unas 300 hectáreas y que cuenta con cuatro kilómetros de costa, una decisión que, ha remarcado, se ha tomado de forma consensuada con Govern, Consell, Ayuntamiento y el Gobierno central.

Lo justifican por el aumento de la presión humana que se ha intensificado en los últimos años y que, argumentan, pone en peligro los delicados equilibrios medioambientales de este gran paraje natural. El paso por el litoral seguirá siendo público respetando la Ley de Costas e, incluso, la propiedad cederá algunos metros para garantizar la accesibilidad del camino en los tramos más rocosos.

S’Estalella, cuyos orígenes se remontan a la época de la Conquesta de Jaume I, en el siglo trece, es una de las fincas más emblemáticas del sur de Mallorca.

Su magnífico entorno está protegido por un amplio catálogo de figuras conservacionistas: Área Natural de Especial Interés (ANEI) -una catalogación que la familia pidió por iniciativa propia-; Lugar de Interés Comunitario (LIC); Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA) y Red Natura 2000, entre otras.

Desde el boom turístico, fue objeto de deseo para desarrollar grandes proyectos urbanísticos, pero la propiedad siempre ha apostado por su preservación.

Proyecto de central

De hecho, cuando en la década de los noventa la compañía GESA planteó un megaproyecto de central térmica que iba a ir acompañada de un puerto, los integrantes de la familia propietaria se sumaron como unos llucmajorers más a la amplia movilización social que, finalmente, logró parar el proyecto.

Hasta 3.000 personas se llegaron a manifestar el 3 de junio de 1990, en uno de los grandes actos de protesta en la historia de la protección medioambiental de Mallorca. Los dueños remarcan la idea de que su compromiso con la protección de la finca sigue siendo firme (en su momento recibieron un premio Alzina del GOB), como lo demuestran por ejemplo las campañas de limpieza realizadas conjuntamente con varios colegios. Y agregan que, junto con las administraciones, han determinado que este vallado era la única solución para proteger un paraje único de la «masificación» que se ha producido en los últimos años; una decisión que, aseguran, les ha costado mucho tomar y que están viviendo como un «duelo».

Fiestas al aire libre

El listado de factores desestabilizadores para la zona que mencionan los dueños es amplio: actos vandálicos, robos, incendios, raves (fiestas ilegales al aire libre), macrobotellones y excursiones motorizadas que aceleran el proceso de desertización del entorno. A ello, añaden, se unen las actitudes incívicas de algunos propietarios de mascotas, que dejan las bolsas de excrementos en plena naturaleza. Respecto a cómo y dónde se instala el vallado, la propiedad ha informado de que se coloca una valla de hasta 1,50 metros de altura, que está fijada al suelo con palos de madera y un reja de malla ganadera para facilitar el paso de la fauna. La instalación, remarcan, «respetará la vegetación y la topografía existentes». El cierre se hará en tres tramos. El primero de ellos abarca 356 metros lineales y va desde el acceso principal hasta la primera agrupación de casetas de pescadores.

El segundo tramo tiene una longitud de 1.455 metros y comienza después de la casa principal y se prolonga hasta un muro de piedra existente. Por último, el tercero mide 2.517 metros: desde el muro del segundo tramo hasta el límite de la parcela 19 del polígono 17. Los propietarios locales enfatizan que se podrá seguir pasando por el litoral respetando la ley estatal de Costas y que, además, cederán espacio de la propiedad privada para ensanchar algunos de esos tramos marítimos.

Los dueños señalan que el objetivo de este conjunto de actuaciones es «preservar la naturaleza y no impedir el paso de la gente», al tiempo que se siguen mostrando dispuestos a realizar acciones de colaboración en materia medioambiental.

En paralelo, la propiedad ha mantenido reuniones con el Ayuntamiento de Llucmajor para señalizar mejor la ruta senderista municipal que va por la costa. También, agregan estas fuentes, se ha acordado con el Consistorio eliminar una zona que se usaba como aparcamiento ilegal en terrenos rústicos una vez se acababa la trama urbana del núcleo de s’Estanyol .

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